dimecres, 8 d’abril del 2009

Viajes con Heródoto

Al fin y al cabo, el viaje no empieza cuando nos ponemos en ruta ni acaba cuando alcanzamos el destino. En realidad empieza mucho antes y prácticamente no se acaba nunca porque la cinta de la memoria no deja de girar en nuestro interior por más tiempo que lleve nuestre cuerpo sin moverse de sitio.A fin de cuentas, lo que podríamos llamar "contagio de viaje" existe, y es, en el fondo, una enfermedad incurable.